jueves, 14 de febrero de 2013

UN DÍA DE AÑORANZAS, FIESTA EN LA BASE


Un año más, o un año menos… depende.
Esa era la frase más repetida entre los veteranos que acudimos a la Escuela Militar de Paracaidistas “Méndez Parada” emplazada en Alcantarilla.
Lo cierto es que se conmemoró el primer salto desde un avión hace 65 años en España, cuya celebración se repite año tras año el último viernes del mes de enero.
Todos los veteranos que estábamos conmemorando habíamos pasado por esa encrucijada: apretar los machos y saltar como lo hizo el capitán Echevarría, el primer español en lanzarse en España, y desde el mismo avión: el Junker 52.
Nos sentíamos orgullosos de haber realizado la misma gesta que el capitán; sin duda que los teníamos bien puestos.
-¿Acaso no ha sido el capitán Salas el primer paracaidista español? –pregunta un veterano.
-Sí, pero en la Argentina; en España ha sido el capitán Echevarría –responde uno de los veteranos.
-¿Has visitado la ‘pava’? –pregunta uno entrado en carnes y canas.
-Sí, y me temblaron las piernas –responde riendo.
La Base era una fiesta. Veteranos del Ejército del Aire, civiles y militares, contaban sus batallitas alegremente entre risas y jolgorio. Los presentes revolvían sus cuellos y estiraban la vista hasta donde les alcanzara con la intención de reconocer a algún compañero de curso.
-Oye, ¿ese no es el Cabo Bonilla?
-De Cabo nada; ¡Comandante Bonilla!, además condecorado –responde uno, presumiendo de que habían sido del mismo curso.
-Y aquel, ¿no es el Cabo Royo?
-Te vuelves a equivocar –indica otro –Es el Comandante Royo, y es de mi curso, el 213.
¡Santo cielo! ¡Cómo había llovido! Antaño fueron jóvenes e ilusionados mozos, hoy no tanto, pero lucen estrellas en el uniforme.
Por la Escuela habían pasado todos, y el pequeño grupo de veteranos Instructores miraban por doquier intentando recordar quién era quién.
-¿Ves aquel Brigada barrigón?... no recuerdo su nombre…
-Sí, sé a quién te refieres –dice el otro meneando la cabeza sonriendo por lo bajini –La primera hostia me la dio él.
-¿Sí? –pregunta riendo –¡Cuenta, qué pasó!
-Yo era recluta y me preguntó por su nombre… y como no lo sabía, ¡zas!, un guantazo que me hizo bajar las escaleras rulando.
-Ja, ja, ja… ¿te atreves ir a saludarlo?
-¡Pues claro! ¡Vamos!
Allá que van en busca de soltador de hostias.
-¡A la orden mi Primero…!
-¿¡Primeroooo!?¿¡Quieres ir a cocinaaaa, reclutaaaaa!? ¿Estos galones son de adorno? ¿¡Eimmmm!?
Risas, muchas risas.
Después de la presentación y saludos, el viejo brigada no tenía ni la menor idea de quienes éramos; habrán sido tantos los guantazos que soltó entre los reclutas que para él simplemente éramos una gota en el océano.
De pronto aparece el Primero Imbernón, ahora teniente, alma mater de la Asociación de Veteranos Paracaidistas del Ejército del Aire (ASVEPAREA); es uno de los pocos que su fisonomía no ha cambiado, sigue inconfundible. Ocurre lo mismo con el Primero Luque, todo un atleta entonces. Hoy luce una figura recia en su elegante uniforme dejando ver un par de estrellas en cada manga.
Los veteranos Instructores desgranaban uno a uno sus recuerdos, buscando a conocidos entre la multitud.
-Mira, ese es el ‘Tuti’, de Segovia; lo destinaron a Zapadores.
-Efectivamente, del 213 –confirmó uno de los Instructores.
-Y aquel es Miki, Federico Manresa… ese se quedó con nosotros, en Instructores.
Los viejos Instructores saludaban y eran saludados por innumerables veteranos; eran muchos los cursos que habían pasado por sus manos, sin contar los del Ejército de Tierra.
-Tú me diste la instrucción –dijo uno acercándose al grupo de Instructores, saludándolo con emoción –siempre recordaré mi primer salto.
El Instructor no tenía la menor idea de quien era. Fueron tantos los que pasaron…
-Es verdad; el primer salto jamás se olvida –dijo a modo de disculpa al no recordar quien era.
-Es como la primera novia –añadió otro, entre risas-. Jamás la olvidas…
Y era cierto.
Jamás se olvida el primer salto ni del Instructor que adiestró al paracaidista en ciernes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu anécdota o comentario. Gracias.