miércoles, 20 de marzo de 2013

ÁREA DE EMBARQUE, ÁREA DE ESTREMECIMIENTOS




            Tocaron diana…¡para qué! ¡si todos estábamos despiertos! El miedo al primer salto no nos dejó pegar ojo.
            En menos de cinco minutos ya  estábamos formados para ir al comedor. “¡Hay que saltar con la tripa llena!” decía un Cabo veterano, “¡Así no os llevarán las térmicas!” puntualizaba irónicamente.
            Entramos en silencio al comedor, nadie tenía ganas de hacer ningún comentario; ni siquiera los más ocurrentes. Los veteranos nos miraban de reojo entre risitas. “Hoy comemos carne de recluta” dijo uno al fondo. Risas, muchas risas…

            Cada uno disimulaba su miedo como podía; unos rezaban un padrenuestro por lo bajini, no se podía demostrar miedo alguno; otros miraban disimuladamente la foto de la novia como si fuera la última vez que la iba a ver; la mayoría se preguntaba qué coño hacía ahí, quién le había convencido ser paraca y saltar desde un viejo avión…            
          Nada más salir del comedor, el Cabo 1º de Semana nos dijo “¡Tenéis un minuto para mear y cagar!”
            ¿Mear, cagar…? Pero sino podíamos echar gota; además, apenas habíamos ingerido nada…
            -¡A formar…! –ordena el Cabo-. ¡Todo el mundo con el equipo!¡Nos vamos al Área de Embarque!
            En menos que canta un gallo, los veinte aspirantes a Cazadores Paracaidistas estuvimos formados enfrente de la Escuadrilla de Instructores.
            -¡Un, dos, un, dos…! –vociferaba el Cabo 1º camino al Aérea de Embarque.
            Al pasar delante del Cuerpo de Guardia, los veteranos nos miraban con una sonrisita y una canción… “Adiós con el corazón/que con el alma no puedoooo…”
            A más de uno se nos encogió el corazón, pero la nota la dio otro veterano cuando gritó: “¡Podéis escoger los cementerios que queráis…! ¡Se ven muchos desde la pava…!
            Se oyeron muchas carcajadas, parecían truenos de carcajadas…y nosotros cada vez más acongojados.

Nada más llegar al Área de Embarque, nos situaron junto a los paracaídas con los que teníamos que saltar. Los mirábamos de todos los ángulos, nos parecían viejos, sucios, rotos e inseguros…Pero, ¿quién se atrevía a protestar?
            Sin embargo, la tranquilidad y el sosiego nos llegó como agua de mayo cuando vimos al Cabo Borrego y al Sargento Sixto. Nos estaban esperando en el Área de Embarque…
            -Tranquilos shiquillos, tranquilos…-nos apaciguó el Cabo Adolfo Borrego con su acento sevillano, y añadió: -Todos hemos pasado por aquí.
               Y era cierto.
            A todos los novatos les gastaban bromas; algunas pasadas de rosca. Tal como le sucedió al novato llamado ‘cipote’.
Un veterano le dijo:
            -En ese paracaídas se mató Pepito –dijo apesadumbrado el veterano.
            Al pobre ‘cipote’ le faltó tiempo para quitarse el paracaídas y salir huyendo como alma que lleva el diablo. Detrás de él salieron dos ‘pistolos’  para traerlo como fuera. Al cabo de un buen rato apareció el pobre ‘cipote’ más pálido que una luna en invierno.
            Gracias a los buenos oficios del Cabo Borrego, el ‘cipote’ se colocó el paracaídas…pero otro paracaídas, que si no es así, se escabulle como anguila y no lo pilla ni la benemérita.
(c)antoniocapelriera.

Próxima entrega: “subidos en la ‘pava`”